Un pasaje del Evangelio que debiéramos leer y, sobre todo, meditar con atención, es le llamado Sermón de la Montaña, pronunciado por Jesús. En él está el plan de vida que Jesús nos propone a los que queremos ser discípulos suyos, destacando el gran mandamiento del Amor a Dios y al prójimo. Y concretamente en el amor al prójimo Jesús incluye el amor a los enemigos, perdonando las ofensas de ellos recibidas.
PERNONAR ES UNA FORMA IMPORTANTE DE AMAR
El distintivo del verdadero cristiano no es llevar como insignia un crucifijo al cuello o una medalla religiosa; no es vestir el hábito de una cofradía o incluso ir a misa los domingos y días de precepto. Todo esto está muy bien, y, concretamente, el ir a misa los domingos es un mandamiento importante de la Iglesia. Pero puede darse todo ello y, sin embargo, faltar algo esencial para ser un verdadero cristiano: el amor a los enemigos; puede faltar el perdón al que me ha ofendido.
Recordemos la palabras de Jesús en la cruz frente a los que le habían condenado a muerte: "Padre, perdónales, que no saben lo que hacen".
Si queremos construir un mundo feliz, sin guerras crueles, sin diferencias sociales espantosas -unos que lo tienen todo y otros que carecen de lo esencial para vivir dignamente-, debemos esforzarnos por vivir el amor y el perdón. Este mundo al que, a veces, vivimos tan apegados a un lugar de paso, los años corren rápidamente, la muerte está ahí, a la puerta, y tendremos que dejarlo todo cuando ésta llame.
"SI AMÁIS SÓLO A LOS QUE OS AMAN", QUE MÉRITO TENÉIS"
Lo importante es que el paso al otro mundo nos encuentre con las manos llenas de buenas obras. ¡Ojalá que todos pudiéramos escuchar ese día de labios de Jesús: "Venid, benditos de mi Padre, a poseer el Reino prometido, porque tuve hambre y me disteis de comer, estuve enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme..". Entonces responderán los justos: "Señor, y ¿cuándo te vimos con hambre, o enfermo, o en la cárcel y te atendimos?". Y Jesús dirá: "Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis".
No lo olvidemos: el Señor está presente en cada persona por insignificante que ésta sea. Es más: Él ha querido identificarse especialmente con los más pobres y menos valorados en nuestra sociedad. Por consiguiente: toda persona merece un especial respeto por el hecho mismo de ser persona. Pero para un cristiano hay otra razón más poderosa y es que en esa persona se hace presente especialmente Cristo: "Lo que hicisteis al más pobre y menos valorado de la sociedad, a mi me lo hicisteis".
En fin, quedémonos por esta vez con esta gran idea grabada en nuestra mente y en nuestro corazón: el distintivo de un verdadero cristiano es el amor a Dios y el amor al prójimo. Y mas concretamente: el distintivo del cristiano es el perdón de las ofensas recibidas. El mismo Cristo añade: "Si amáis solo a los que os aman ¿Que premio merecéis? También los pecadores hacen eso mismo; amar a los que les aman". Animemonos a vivir dia a dia nuestra condición de cristianos, haciendo del AMOR y del PERDÓN nuestro mejor distintivo.