LAS PALABRAS DE LA PAZ

    En una reciente Vigilia de oración y ayuno por la paz, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco dirigiéndose a todos, señaló tres palabras como constructoras de paz: Perdón, Diálogo y Reconciliación. Tres palabras que hoy recordamos en esta página de Pobo de Deus.

        EL MUNDO QUE DIOS HA CREADO
        Cuando leemos los primeros capítulos del Génesis, allí nos encontramos con la mirada de Dios sobre el mundo creado por Él: una mirada gozosa al ver la belleza y armonía de todo lo creado. Una mirada que se centró especialmente en el rey de la creación, que es el ser humano, hecho a imagen y semejanza del mismo Dios que es AMOR. Diríamos que Dios se vio especialmente reflejado en las relaciones de amor, fidelidad y bondad propias de los seres humanos.

     Ahora, bien está que nos preguntamos: ¿Es así el mundo en que vivimos hoy? ¿Son así las relaciones predominantes entre los seres humanos?

    Diríamos que la creación en su conjunto conserva la belleza y armonía primitivas, sigue siendo buena y digna de admiración. Pero también hemos de decir que en el mundo existe la violencia, existe el enfrentamiento, existen las guerras promovidas y sostenidas por el ser humano. Y que han llenado de dolor y de muerte nuestro planeta.

                                              LA OTRA CARA DEL MUNDO
                  Y ¿cuándo el mundo se hace tragedia? "Cuando el hombre piensa en sí mismo, en sus propios intereses, y se pone en el centro; cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder; cuando se pone en el lugar de Dios, entonces deteriora todas las relaciones, lo arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al conflicto". Ya el mismo libro del Génesis, en el capítulo tercero, nos presenta esta cara trágica del mundo como consecuencia del pecado del hombre. Aquella armonía inicial entra en quiebra por la envidia y el egoísmo desenfrenado, que se apoderan del corazón humano, y así, aparece el crimen de Caín que mata a su hermano Abel.

   Y es ahora también cuando se oye la voz de Dios que pregunta a Caín; "¿dónde está Abel, tu hermano?". Y Caín responde: "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?".

   La pregunta de Dios a Caín también está dirigida a nosotros, y también a nosotros nos vendrá bien preguntarnos: ¿Soy yo el guardián de mi hermano? Sí: ¡eres el guardián de tu hermano! ¡Ser personas humanas significa ser guardianes unos de los otros!

    Ahora, cuando se rompe esta armonía, se produce un cambio profundo: ese hermano al que hay que guardar y amar se convierte en el adversario al que al que hay que combatir y suprimir. De hecho, ¡cuánta violencia se ha ido produciendo en la historia del mundo desde aquel principio hasta hoy; cuántos conflictos y guerras con millones de víctimas mortales!

                                         EL CAMINO DE LA PAZ
    Y ahora viene la gran pregunta: ¿Es posible recorrer el camino de la paz? ¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte? ¡Sí, es posible -responde el Papa-, es posible para todos! Ahora bien, es importante que todos, desde el más pequeño al más grande, cuantos están llamados a gobernar las naciones, respondan: Sí, lo queremos. Y en este momento cuando nuestra fe cristiana nos impulsa a mirar a la Cruz; y "¡cómo quisiera -dice el Papa- que durante un instante todos los hombres y mujeres de buena voluntad mirasen a la Cruz! En ella puede leerse la respuesta de Dios; en ella no se respondió a la violencia con violencia, no se respondió a la muerte con el lenguaje de la muerte. En el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz".