PAZ A LOS PADRES que saben organizarse para jugar con los hijos y no necesitan comprar juguetes caros y sofisticados en estas fechas. Quien realmente juega es la imaginación y no los objetos.
PAZ A LOS NIÑOS que piden regalos educativos y creativos, y no de esos que aumentan la violencia y la estupidez. Dichosos vosotros por no exigir "marcas" determinadas y no soltar la frasecita de siempre: "lo tienen todos mis amigos".
PAZ A LOS JÓVENES que no se dejan robar la esperanza, que no se envenenan con la droga, que no se atolondran con sectas religiosas, que no adoran el sexo y el confort, que no sacian toda su sed con litronas, sino qu miran al cielo desde el Monte del Gozo y siguen la estrella -como los Magos- que conduce a Belén.
PAZ A LOS ANCIANOS que viviendo solos no sufren de soledad porque sienten la compañía de Dios. Lamentan que miles de personas, tan juntas, estén llenas de soledad. No hay peor soledad que la ausencia del Niño Dios en los corazones. Vino a los suyos y los suyos no le recibieron.
PAZ A LOS OBISPOS, SACERDOTES, RELIGIOSAS/OS, LAICOS que saben encarnar lo divino en lo humano, como hizo Jesús haciéndose carne de nuestra carne. El nacimiento del Niño es un milagro presente y caliente. Hay que anunciarlo con fresca novedad. Nos ha nacido un Salvador.
PAZ A LOS CRISTIANOS que saben celebrar la auténtica Navidad no dejándose arrastrar por una fiesta folklorica, consumista y pagana. Dichosos vosotros los austeros que no sentís la necesidad de pasar muchas horas en los centros comerciales y grandes almacenes. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.
PAZ A TODOS VOSOTROS que no habéis recibido ninguna tarjeta navideña con la típica y tópica frasecita: "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo". La mejor felicitación no llega por correo. Nace dentro del alma y se entrega "en su mano". Si Dios no nace dentro de tí no es Navidad.