EL ORFANATO DE BETANIA

Hoy en esta primera página de Pobo de Deus, transcribimos resumido un artículo del misionero comboniano. P. Daniel Cerezo, publicado en la revista Mundo Negro de este mes, con el título "El Orfanato de Betania".
                                     En las afueras del poblado de Xiliulin, al norte de China, se ha ido levantando el Orfanato de Betania, así llamado en recuerdo del pueblo del mismo nombre que Jesús visitaba con frecuencia. Un pueblo donde era siempre bien acogido, sobre todo por los hermanos Lázaro, Marta y María.
           Actualmente el orfanato tiene 35 niños y niñas; todos ellos abandonados por sus padres, como recién nacidos, por diversos motivos, en su mayoria por deficiencias físicas o psíquicas. Allí los pequeños han encontrado un lugar de acogida y sobre todo mucho cariño. De los 35, unos diez sufrían la anomalía congénita o mal formación del labio leporino. La mayoría fueron operados y hoy en día hablan perfectamente y a penas se les nota la cicatriz. Todavía hay cuatro, menores de seis meses, aun por operar.
                                     Otros seis o siete tienen uno de los brazos más corto que el otro o cuatro o seis dedos. Por lo demás son como cualquier otro niño o niña. Hay también un grupo de ocho o diez con malformaciones más graves y algunos además con deficiencias psíquicas, o que a penas caminan. Estas malformaciones congénitas suelen ser debidas, a medicinas que la madre tomó durante el embarazo, o a enfermedades de la madre que afectaron al feto.

                  EL COMIENZO DE UNA HISTORIA
   La historia del orfanato comenzó hace unos quince años cuando la señora Yang dejó el convento de Shangahi donde se estaba preparando para ser religiosa y se vino a Xiliulin, su poblado natal, a cuidar a su madre enferma. Una mañana temprano, a la puerta de la Iglesia del pueblo descubrió un envoltorio de ropa. Al abrirlo no podia creer lo que veía: un bebé. Es habitual que los padres que abandonan a sus hijos los dejen a la puerta de una Iglesia, pués saben que los católicos cuidarán de ellos. Ni corta ni perezosa lo llevó a su casa. Pocos días después, otro, y así hasta siete que cuidó y acogió. Evidentemente había que encontrar una solución a la situación. Y Yang comenzó así a madurar lo que luego sería el orfanato de Betania.
    Los inicios, sin embargo, no estuvieron exentos de dificultades. Hoy, las cosas han cambiado. Los misioneros combonianos colaboran desde hace diez años con el centro. En mi última visita, Yang em comentó que le preocupaban los gastos de tres voluntarios, que llevaban más de diez años trabajando, prácticamente sin recibir nada a cambio, y que poco a poco se han convertido en expertos en cómo tratar a los niños... pero el centro, con más de cuarenta bocas cada día que alimentar, encuentra dificultad para, financiarlos.

             EN EL SAGRARIO ENCUENTRAN LA FUERZA
   Marta Yang siempre insiste en la frase evangélica de Jesús: "Lo que hicisteis a uno de estos más pequeños, a mi me lo hicisteis". La sociedad china se está desarrollando a un ritmo frenético, pero hay personas que quedan marginadas, a la orilla del camino. Allí, el samaritano se acerca y echa una mano. En la entrada del orfanato hay un cartel con una breve explicación de los principios que guían las actividades de Betania. En el centro del cartel hay un gran corazón, o lo que llaman el "Gran Amor" cuantos allí trabajan.
          ¿Dónde encuentran la fuerza los que allí trabajan? la encuentran en el segundo piso del orfanato, donde hay una Capilla. Allí, de cuatro a cinco de la tarde, tienen la adoración al Santísimo y también allí comienzan el día con el rezo de Laudes, a las siete de la mañana...
Me llamó la atención ver que cuando ellas rezan,algún niño se acerca a la capilla, porque saben que a esa hora los "seis ángeles" que les cuidan están rezando.