UN TIEMPO DE GRACIA: LA CUARESMA

Un año más llega la Cuaresma. Un tiempo de cuarenta días que nos recuerda los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto haciendo oración y penitencia, al iniciar su vida pública. Un tiempo de gracia que nos invita a escuchar con especial atención la llamada de Jesús: "convertios y creed en el Evangelio".
La Cuaresma se iniciaba el miércoles 9 de marzo con la imposición de la ceniza: un gesto sencillo pero de hondo significado, que nos recuerda lo transitorias y caducas que son las cosas de aquí y lo importante que es volver hacia Dios nuestra mente y nuestro corazón.

INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN
Decimos que la Cuaresma invita especialmente a la conversión. Y ¿qué es la conversión? Es un cambio serio en nuestra forma de pensar y de vivir. Un cambio inspirado en el Evangelio de Jesús.
No es difícil darnos cuenta que, para el común de la gente, el valor primero de su vida es tener-Tener un buen piso, tener un buen coche, tener abundante dinero en el banco, tener de todo..., tener. Sí, es cierto que, para vivir dignamente en este mundo necesitamos tener cosas y que, por consigueinte, no es malo que nos esforcemos en buscarlas. Pero también debemos vigilar atentamente esas otras dosis de egoísmo, codicia y altanería que, a menudo, almacenamos en el corazón, para expulsarlas y dar paso al auténtico amor. No olvidemos que el corazón está hecho para amar. Y amar con un amor que, en el creyente, debe orientarse hacia Dios y hacia el prójimo. Un amor que se rige por el Evangelio de Jesús y que tiene como sublime modelo al divino Salvador.

UN CAMINO HACIA LA PASCUA
Todo esto nos recuerda este tiempo de gracia que es la Cuaresma. Pero sin olvidar que la Cuaresma no es una meta sino un camino hacia la Pascua. Sí, para conseguir la gloria de la Resurrección, es preciso vivir antes un tiempo de purificación, significado presisamente en la Cuaresma. Jesús nuestro modelo, alcanzó la Gloria de la Resurrección después de haberse (no purificado, pues Él no tuvo pecados), después de haberse entregado por nosotros a la Pasión y Muerte en la Cruz.
En fin, urge que expulsemos esa cantidad de egoísmo, codicia y orgullo que solemos llevar dentro para llenarnos de amor. Se trata de ir sustituyendo el "tener" como meta y culmen de nuestra vida, por el "ser". Ser mas honrados, ser mas limpios de corazón, ser más personas.