REPRODUCIMOS aquí unos párrafos de un artículo del cardenal Lluis Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, publicado en la revista "Heraldos del Evangelio".
En el Parlamento Europeo hay una iniciativa en curso con el fin de proteger el domingo como un día de descanso semanal en la legislación de los Estados miembros. Se trata de una moción muy importante que considero hay que apoyar.
No cabe duda de que la pérdida del domingo como un día festivo y la ampliación de los horarios comerciales y de los días festivos en que podrían abrir los comercios comportaría el aumento de las personas que deberían dedicar aquellas horas y aquellos días al trabajo. Eso haría que disminuyera la dedicación de muchas personas a su familia, especialmente durante las fiestas.
UNA INCIDENCIA NEGATIVA PARA LA FAMILIA
Esta incidencia negativa sobre la familia tiene mucha importancia y conviene valorarla debidamente a fin de evitar un proceso que pueda llevar a la liberalización de los horarios comerciales. Porque el matrimonio y la familia son instituciones capitales para el bien de las personas y de la propia sociedad. Es por ello que la Constitución Española "garantiza la protección social, económica y jurídica de la Familia".
La familia necesita unas determinadas condiciones para formarse y, sobre todo, para estabilizarse en términos positivos. Una de esas condiciones es el tiempo. Los miembros de la familia precisan del tiempo suficiente para convivir y crecer en el amor y la ayuda mutua. Nuestra sociedad conoce muy bien cuál es la importancia que tiene el tiempo para construir la relación interpersonal que da sentido a la familia.
El Concilio Vaticano II nos recuerda que "el creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la soicedad humana. La familia es, pues, la célula primera y vital de la sociedad". La relación entre los miembros de la familia ha de ser de acogida cordial, de encuentro y de diálogo, de disponibilidad desinteresada, de servicio generoso y de solidaridad fecunda. Por eso la promoción de una auténtica relación, encuentro y comunión de los miembros de la familia deviene en aprendizaje fundamental e insustituible de la vida social.
UN IMPORTANTE DÍA DE DESCANSO, ALEGRÍA Y SOLIDARIDAD
El domingo es para todos los ciudadanos un importante día de descanso, de alegría y solidaridad. Para los cristianos, el domingo es también el día del Señor, el cual está en perfecta armonia con el día del hombre. El beneficio económico y el progreso técnico, frío y no siempre supeditado a un progreso auténtico de la persona humana y del bien común, no nos ha de hacer perder el riquísimo valor del domingo, el cual tiene una larguísima tradición en nuestra cultura y cuyas múltiples manifestaciones han ido creando cultura y dando sentido y alegría a la vida de las personas y de las familias".