LA CUARESMA, UN TIEMPO DE GRACIA

                             
  Acabamos de entrar en la Cuaresma, un tiempo importante dentro del Año Cristiano. Un tiempo penitencial que dura cuarenta días y nos recuerda aquellos cuarenta días de oración y penitencia con que Jesús, en el desierto, quiso prepararse para iniciar su vida pública. Los hechos importantes necesitan normalmente un tiempo de preparación. Muy importante fue, sin duda, en la vida de Jesús el anuncio del Evangelio, el gran Mensaje de Salvación que él proclamó recorriendo las grandes y pequeñas poblaciones de Israel. El mensaje apostólico que, por mandato suyo, seguiríamos anunciando los cristianos.

                            UN TIEMPO QUE INVITA
                 ESPECIALMENTE A LA CONVERSIÓN

               La Cuaresma es un tiempo de preparación a la Pascua.   Un tiempo en que debemos prestar atención especial atención a la Palabra de Dios proclamada por la Iglesia. Un tiempo que invita a convertirnos y a recordar las exigencias de nuestro Bautismo. Un tiempo para celebrar el gran sacramento de la Reconciliación llorando nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y con los hermanos.   
                      El comienzo de la Cuaresma tiene lugar el Miércoles de Ceniza con el rito, precisamente, de la imposición de la ceniza. Antiguamente era el rito al que se sometían especialmente los grandes pecadores arrepentidos; un rito que simboliza nuestra condición de seres frágiles y mortales.

                                  Jesús, dejando Nazaret, va a iniciar la etapa más importante de su estancia en al tierra: la vida pública, con la predicación del Evangelio por toda Palestina. Pero curiosamente, antes de iniciar su intensa labor evangelizadora, se retira durante cuarenta días al desierto para orar y hacer penitencia.
                     Pues bien, en este tiempo cuaresmal que se inició con la imposición de la ceniza, el Señor nos invita también a nosotros a retirarnos al desierto. No se trata de abandonar nuestra casa, el puesto de trabajo y las relaciones habituales con nuestros vecinos y amigos e irnos a un lugar despoblado. Lo que sí hay en un desierto es mucho silencio; y ese silencio es precisamente el mejor clima para meditar y encontrarnos con Dios en la oración.

                            UN TIEMPO PARA HACERNOS
                                    CIERTAS PREGUNTAS

      Sí, la Cuaresma es un tiempo que invita al cristiano a vivir su fe y a encontrase con el Señor en un clima de oración intensa.
                                     Pero la Cuaresma invita también al cristiano a encontrase consigo mismo y a hacerse preguntas como éstas: ¿Quién soy yo? ¿de dónde vengo y hacia donde voy? ¿Qué sentido estoy dando a mi vida?
                                                  Son preguntas a las que el cristiano encuentra respuesta en su propia fe. En el inicio de mi ser está Dios, Creador del Cielo y de la Tierra. Y Dios es también hacia donde voy. "Me hiciste Señor, para Ti y mi alma no descansa hasta que vuelva a Ti". La Cuaresma es un tiempo de Gracia que nos recuerda a todos estas verdades fundamentales y nos anima a caminar siempre por las sendas del Evangelio.