LA CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE EN EL MUNDO

                 
  El domingo 11 de febrero se celebra, un año más, la Campaña contra el Hambre en el Mundo. Hoy son todavía millones las personas que siguen necesitando, en este aspecto, nuestra ayuda en muchos lugares de la tierra.
                                                Esta campaña surgió en la primera mitad del siglo pasado por iniciativa
de las mujeres católicas. Hoy ya se celebra por todo el mundo. En España concretamente es la Iglesia Católica la que la promueve y la que garantiza la distribución del dinero que se recauda, a través de la Organización Manos Unidas.

                        RESULTADOS POSITIVOS DE LA CAMPAÑA

    Es triste y vergonzoso que, en estos tiempos de tanto progreso, existan millones de personas en el mundo que pasan hambre y que, incluso, mueren de hambre. Especialmente triste es que muchas de estas víctimas sean niños inocentes.
                                                            Sin embargo, gracias a esta campaña, la situación ha mejorado notablemente en muchos lugares. Así, miles de hectáreas desérticas son hoy campos fértiles: se han abierto miles de pozos para regar esas tierras. También se han puesto en manos de sus habitantes medios mecánicos modernos para que ellos mismos sean los protagonistas de su propio desarrollo económico y social.
                                  Los misioneros católicos, que son casi siempre los promotores de esta obras, podrían ofreceros muestras impresionantes de lo mucho que se ha conseguido ya. Pero, claro, el mundo es tan grande y las necesidades son tantas que aun queda mucho por hacer. Acojamos, pues, con interés, un año más, esta campaña y colaboremos generosamente.

                                  HAMBRE DE CULTURA Y
                                HAMBRE TAMBIÉN DE DIOS

           Los seres humanos, además de alimentar el cuerpo, necesitamos alimentar (instruir y educar) nuestra mente y nuestro corazón. Hoy en el mundo aun sigue habiendo millones de personas analfabetas. Una situación que reduce notablemente la capacidad de estas personas en el ámbito de la comunicación y en la posibilidad de valerse por si mismas para orientarse y realizarse en múltiples situaciones de la vida. Sí, la cultura dignifica a las personas y pone en sus manos los medios para ser ellas mismas artífices de su propio desarrollo humano.

     Pero, además del hambre física y cultural, en el ser humano hay también hambre de Dios. El sentido religioso ha estado siempre muy presente en la vida de las personas y de los pueblos. Así, por ejemplo, los habitantes del Tercer Mundo destacan por su religiosidad, pero necesitan, en muchos casos, conocer al verdadero Dios, al Dios que Jesús nos mostró, al Dios que es Amor y Padre de todos, al Dios que quiere que todos nos sintamos hermanos y nos amemos de verdad.

             Jesús en el Evangelio nos recuerda a sus discípulos que debemos ser luz en este mundo, en el que existen miserias y desgracias de todo tipo. Luz con nuestra conducta ejemplar, inspirada en la doctrina del Evangelio. Luz con nuestra gratitud a Dios por los bienes de que disponemos aquí en la tierra y con los que debemos colaborar en bien de la sociedad y en bien, sobre todo, de los más pobres y necesitados.