¡CUIDADO CON LAS REBAJAS!

     
      Son típicas, en ciertas épocas del año, las rebajas comerciales.
Muchos esperaban a esas fechas para comprar el mismo producto por mitad de precio. Pero hoy no vamos a hablar de esas rebajas que llenan de clientes los centros comerciales. Hablaremos de otras que se dan en un ámbito tan distinto como es el ámbito religioso.

                 ALGO QUE OCURRE CON RELATIVA
                                       FRECUENCIA

  Porque, en efecto, son bastantes los que buscan rebajas en algo tan sagrado como los sacramentos. Rebajas a las que nos oponemos tajantemente.
                      Se observa como cosa extraña y contradictoria que son cada vez más las personas que comulgan y menos las que se confiesan; más las que acusan a otros y menos las que se acusan de sus propios fallos.
                                   Son también muchos los que no van a misa los domingos y días festivos de precepto, los que dicen no ser creyentes o ser poco creyentes; los que descuidan la educación cristiana de sus hijos o viven una vida matrimonial irregular; los que dicen no creer en verdades fundamentales de nuestra fe como la divinidad de Jesucristo, la santidad de la Iglesia, la vida eterna etc.; los que no aceptan la moral cristiana y viven al margen de la misma como auténticos paganos.
                                           Sí, esto ocurre. Pero, al mismo tiempo, vemos con extrañeza que casi todos piden el Bautismo o la Primera Comunión para sus hijos; que muchos de los que no practican insisten en celebrar su matrimonio en una iglesia y cuando les muere un familiar piden el funeral religioso para él.

                  LOS SACRAMENTOS PERTENECEN AL
                                    ÁMBITO DE LA FE

      Mucho de esto ocurre; aunque también hemos de decir que hoy son cada vez más los que, dada su situación de la fe, se deciden por el matrimonio meramente civil y prescinden igualmente de otras celebraciones religiosas. Y también habrá que admitir que ciertas celebraciones religiosas las aceptan en atención a otras personas amigas o de la familia que son creyentes y que verían con malos ojos prescindir de ellas.
                                      En fin, seamos serios. Los sacramentos son realidades que pertenecen al ámbito de la fe, son manifestaciones de fe en el que los celebra y algo que obliga a vivir de acuerdo con dicha fe. Por consiguiente, no se pueden manipular caprichosamente ni se les puede convertir en ritos mágicos o en actos meramente sociales para quedar uno bien, lucirse la familia o seguir una tradición.
                                 Cada sacramento que se celebra o se recibe exige una seria preparación y un conducta posterior coherente.
En definitiva: que no es lícito hacer saldos y rebajas en algo tan sagrado como son los sacramentos.