NUESTRA CERCANÍA A LOS POBRES

                    Traemos hoy a esta página de Pobo de Deus una parte del discurso del Papa Francisco a los participantes en el encuentro organizado por la Fundación Banco Alimentario. Esta fundación lleva 25 años comprometida en hacer frente a la pobreza, recogiendo alimentos y distribuyéndolos entre las familias con dificultades y personas indigentes. 

                  
                           ALCANZA DIMENSIONES DE
                           ESCÁNDALO.

                                        "El hambre ha alcanzado hoy dimensiones de un auténtico escándalo que amenaza la vida y dignidad de tantas personas -hombres, mujeres, niños, ancianos-. Cada día hemos de enfrentarnos a esta injusticia -me permito decir más: a este pecado-:
en un mundo rico en recursos alimentarios, gracias también a los enormes avances tecnológicos, demasiadas personas carecen de lo necesario para vivir, y ello no sólo en los países pobres sino también, y cada vez más, en las sociedades ricas y desarrolladas. Dicha situación se ve agravada por el aumento de los flujos migratorios, que traen a Europa a miles de refugiados, huidos de sus países y necesitados de todo. Ante un problema tan descomunal, resuenan las palabras de Jesús: Tuve hambre y me disteis de comer (Mt. 25,35).
                                                Vemos en el Evangelio que el Señor, cuando advierte que las multitudes que han acudido a escucharlo tienen hambre, no ignora el problema, y ni siquiera pronuncia un bonito discurso sobre la lucha contra la pobreza, sino que realiza un gesto que deja a todos asombrados: toma ese poco alimento que los discípulos han traído consigo, lo bendice y multiplica los panes y los peces, hasta el punto de que, al final, recogieron doce cestos llenos de sobras (Mt. 14, 20-21.
                                                   Nosotros no podemos realizar un milagro como el que hizo Jesús; pero podemos hacer algo, ante la emergencia del hambre: algo humilde pero que tiene también la fuerza de un milagro. Ante todo, podemos educarnos en humanidad
para reconocer la humanidad presente en toda persona necesitada de todo".
                    NO OLVIDÉIS QUE SON PERSONAS
                                         NO NÚMEROS

    "Ciertamente, vuestra contribución puede parecer una gota en el mar de la necesidad, ¡pero, en realidad, es sumamente valiosa! Junto con vosotros, otros se afanan, y ello engruesa la corriente que alimenta la esperanza de millones de personas.

         Es Jesús mismo quien nos invita a hacer sitio en nuestro corazón a la urgencia de dar de comer a los hambrientos, y la Iglesia ha hecho de ella una de las obras de misericordia corporal.
Compartir lo que tenemos con quienes carecen de medios para satisfacer una necesidad tan primaria, nos educa en esa caridad que es un don desbordante de pasión por la vida de los pobres que el Señor pone en nuestro camino.
                                                  Al compartir la necesidad del pan cotidiano, os encontráis cada día con cientos de personas. No olvidéis que son personas, no números, cada una de ellas con su carga de dolor que a veces se antoja imposible de llevar. Si tenéis presente esto, sabréis mirarlas a la cara, mirarlas a los ojos, estrechar su mano, vislumbrar en ellas la carne de Cristo y ayudarlas también a recobrar su dignidad y a volver a levantarse. Os animo a ser, para los pobres, hermanos y amigos, a hacerles sentir que son importantes a los ojos de Dios. Que no os desanimen las dificultades que seguramente encontréis, sino que os impulsen a apoyaros cada vez más unos a otros, compartiendo en una caridad activa.
            Que os proteja la Virgen, Madre de la Caridad. Os acompaño con mi bendición, y os pido a vosotros también, por favor, que recéis por mi. ¡Gracias!".