SENTIR LA IGLESIA COMO PROPIA Y AYUDARLA

                        El  domingo, 13 de noviembre, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Ello nos invita a una breve reflexión sobre la Iglesia, a la que todos pertenecemos desde el dia en que fuimos bautizados.
                         Esta Iglesia, a la que también llamamos Pueblo de Dios, tiene como Cabeza y Pastor Supremo a Cristo, representado aquí en la tierra por el Romano Pontífice; y la llamamos Católica porque tiene como misión llevar el Mensaje Salvador de Cristo a toda la humanidad.

        Ahora, esta Iglesia, extendida por los cinco continentes, está sabiamente estructurada en diócesis, regidas por un obispo cada una. Y las diócesis, a su vez, están divididas en parroquias con un sacerdote al frente.

                       UNA JORNADA CON DOS OBJETIVOS

      Cuando hablamos del Día de la Iglesia Diocesana nos referimos a una jornada que pretende, ante todo, concienciarnos sobre nuestra pertenencia como cristianos a una determinada diócesis dentro de la Iglesia Universal. En Galicia concretamente hay cinco diócesis o iglesias diocesanas: la de Santiago de Compostela, la de Lugo, la de Ourense, la de Mondoñedo-Ferrol y la Tuy-Vigo.

         Es lamentable que muchos católicos aun miren a la Iglesia Universal y a la Iglesia Diocesana como algo que afecta sólo al Papa, a los Obispos y a los Sacerdotes. es cierto que la Jerarquía tiene unas responsabilidades especiales en toda la Iglesia, pero a ésta la formamos todos los bautizados, también los laicos, y todos compartimos la misión de propagar el Evangelio por el  mundo.

     Un segundo objetivo del Día de la Iglesia  Diocesana es obtener también unos ingresos económicos con que ayudarla en sus múltiples actividades pastorales, educativas, asistenciales, etc.

               JESUCRISTO SI, LA IGLESIA TAMBIÉN

             A veces uno escucha de personas que se consideran creyentes frases como ésta:"Yo creo en Dios, creo en Jesucristo, pero no creo en la Iglesia". Ysi les preguntas por que hablan así, enseguida responden: "porque no creo en los curas ni en muchos hombres y mujeres de iglesia, cuya conducta hipócrita en nada se parece al Evangelio predicado por Jesús". Esta forma de hablar no deja de ser un tanto infantil y un manera de justificarse para no asumir las responsabilidades propias de un creyente cristiano.
                  Claro que en la Iglesia también hay pecados porque la formamos hombres de carne y hueso como los demás, hombres y mujeres pecadores. Por algo Jesús le dejo un sacramento especifico para perdonar pecados a los cristianos: el sacramento de la Penitencia.

        Ahora, es la ignorancia la que muchas veces contribuye a emitir juicios tan negativos sobre la Iglesia. La ignorancia de tantas obras sociales al servicio de los más pobres y necesitados que ella promueve y sustenta en todo el mundo.
                                                                         Hay fallos en la Iglesia pero también es Santa, como confesamos expresamente en el Credo. Es Santa porque Santo es Cristo, su Fundador y Cabeza, Santo es el Espíritu de Dios que la vivifica y sustenta, santa la Doctrina que enseña, santos son los Sacarmentos y medios de santificación que ella nos ofrece y santos son muchos hombres y mujeres, miembros suyos, que en su vida siguen fielmente las huellas del Maestro.

   Pues bien, a esta Iglesia, de la que somos miembros, debemos quererla mucho, sentir como propios sus problemas y ayudarla también en sus necesidades de tipo material y económico.