LA CELEBRACIÓN COMUNITARIA DEL DOMINGO

             Durante los domingos de la cincuentena pascual, el tema de la Resurrección de Jesucristo está siempre muy presente en la liturgia de la Iglesia. Las lecturas bíblicas de estos días hacen alusión a varios encuentros en que el Señor les dio las últimas instrucciones de cara al futuro de la Iglesia.

                      Ahora bien, es interesante saber que, más tarde, estos discípulos y los nuevos cristianos que se les irán uniendo, también tendrían encuentros entre ellos cada domingo, día del Señor. Y en estos encuentros de carácter celebrativo, sabían que entre ellos estaba realmente presente, aunque invisible el Señor. Recordarían, sin duda, estas palabras del Maestro: "donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos".

                       MOTIVAR NUESTRA PRESENCIA EN LA
                                             MISA DOMINICAL

                           Hoy nosotros, con los cristianos de todo el mundo, seguimos reuniéndonos cada domingo para celebrar comunitariamente nuestra fe. El domingo es el día en que celebramos especialmente la Pascua del Señor: su muerte y su Resurrección. Es grato ver como los domingos nuestros templos se llenan de cristianos para celebrar comunitariamente su fe. Sin embargo, hoy me permito hacer unas sencillas preguntas dirigidas a todos y cada uno de estos cristianos: ¿por qué vas a Misa los domingos? ¿Vas simplemente por seguir unas costumbres de siempre? o ¿vas, tal vez, por quedar bien con personas de tu entorno que valoran mucho la presencia de sus vecinos en la misa dominical?

Estos motivos, desde una perspectiva cristiana, serían realmente muy pobres. Para un auténtico creyente su presencia en la misa dominical debe obedecer a razones de otro tipo, que podrían resumirse así:
  • Porque es el encuentro con personas que tienen la misma fe que yo y juntos queremos celebrarla. Unos y otros somos seguidores de Cristo.
  • Porque en la misa del domingo vamos a escuchar la Palabra de Dios que ilumina el camino de nuestra vida.
  • Porque Jesús Resucitado nos convoca para sentir juntos la alegría de su presencia viva entre nosotros y celebrar, en este encuentro, el misterio central de nuestra fe: su Pasión, Muerte y Resurrección.
                                         Un cristiano debe llevar muy dentro de sí el sentido comunitario de su vida. "Yo no soy cristiano en soledad, aislado de los demás. Soy cristiano con ellos, un miembro más de esa comunidad que formamos los bautizados y que se llama Iglesia de Cristo". 

                  COMPARTIR EL PAN CON LOS DEMÁS

          Un gesto típico de Jesús, por el que los discípulos de Emaús descubrieron que era Él mismo el que les acompañó por el camino y compartió con ellos la cena. Un gesto que habla de solidaridad, de amistad, de cercanía. Compartir el pan con los demás debe ser también algo muy propio de los que celebramos cada domingo la Pascua del Señor. Todos queremos un mundo mejor, más justo, más fraterno. Pues bien, el mundo será mejor cuando unos y otros practiquemos eso de "compartir el pan".
Compartir el pan material si allí donde vivimos hay personas que pasan hambre. Compartir el pan del perdón cuando hay por medio ofensas y agravios. Compartir el pan
 de una buena compañía cuando hay personas que sufren soledad y abandono. Compartir siempre el pan del Amor.

       En la Misa de cada domingo, al escuchar la palabra del Señor, ¿voy aprendiendo esta importante lección? Preguntémonos cada uno muchas veces: ¿por qué voy a Misa cada domingo?: No seamos de los que van por simple tradición o por quedar bien ante la gente. Vayamos a Misa para escuchar atentamente la Palabra del Señor y compartir nuestra fe con los demás creyentes de la parroquia.