Hoy traemos a esta primera pagina de POBODE DEUS dos trozos de dos homilías del Santo Padre FRANCISCO pronunciadas recientemente y reproducidas en el Boletín PRESBITERIO de nuestra Diócesis.
DIOS RESPONDE A NUESTRA DEBILIDAD CON SU PACIENCIA
"A mi me produce siempre una gran impresión releer la parábola del Padre misericordioso, me impresiona porque me infunde siempre una gran esperanza. Pensad en aquel hijo menor que estaba en la casa del padre, era amado; y aun así quiere su parte de la herencia; y se va, lo gasta todo, llega al nivel mas bajo, muy lejos del Padre; y cuando ha tocado fondo, siente la nostalgia del calor de la casa paterna y vuelve. ¿Y el Padre? ¿Había olvidado al hijo? No, nunca. Esta allí, lo ve desde lejos, lo estaba esperando cada dia, cada momento: ha estado siempre en su corazón como hijo, incluso cuando lo había abandonado, incluso cuando había dilapidado todo el patrimonio, es decir su libertad; el Padre con paciencia y amor, con esperanza y misericordia no había dejado ni un momento de pensar en el y en cuanto lo ve, todavía lejano, corre a su encuentro y lo abraza con ternura, la ternura de Dios sin una palabra de reproche; ha vuelto. Y esta es la alegría del Padre.
En ese abrazo al hijo esta toda esta alegría: ¡Ha vuelto! Dios siempre nos espera, no se cansa. Jesús nos muestra esta paciencia misericordiosa de Dios para que recobremos la confianza, la esperanza,siempre. Un gran teólogo alemán, Romano Guardini, decía que Dios responde a nuestra debilidad con su paciencia y este es el motivo de nuestra confianza, de nuestra esperanza.
(Homilía en la toma de posesión del pontificado)
POR FAVOR, NO OS CANSÉIS DE SER MISERICORDIOSOS
"Transmitid a todos la Palabra de Dios que habéis recibido con alegría.
Que vuestra enseñanza sea alimento para el Pueblo de Dios; que vuestra vida sea un estimulo para los discípulos de Cristo, a fin de que, con vuestra palabra y vuestro ejemplo, se vaya edificando la casa de Dios, que es la Iglesia.
Os corresponde también la función de santificar en nombre de Cristo. Por medio de vuestro ministerio alcanzara su plenitud es sacrificio espiritual de los fieles, que por vuestras manos, junto con ellos, será ofrecido sobre el altar, unido al sacrificio de Cristo, en celebración incruenta. (...) Introduciréis a los hombres en el Pueblo de Dios por el Bautismo. Perdonareis los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por el Sacramento de la Penitencia. Y hoy os pido en el nombre de Cristo y de la Iglesia: Por favor, no os canséis de ser misericordiosos. A los enfermos les daréis el alivio del Óleo Santo, y también a los ancianos: no sintáis verguenza de mostrar ternura con los ancianos. Al celebrar los ritos sagrados, al ofrecer durante el dia ña oración de alabanza y de suplica, os haréis voz del Pueblo de Dios y de toda la humanidad.
Conscientes de haber sido escogidos entre los hombres y puestos al servicio de ellos en las cosas de Dios, ejerced con alegría perenne, llenos de verdadera caridad, el ministerio de Cristo Sacerdote, no buscando el propio interés, sino el de Jesucristo. Sois Pastores, no funcionarios. Sois mediadores, no intermediarios.
(Homilía en la Ordenación de diez sacerdotes)