Recientemente, del 1 al 3 de junio, se ha celebrado en Milán el VII encuentro Mundial de las Familias. Centenares de miles de personas - un millón el Domingo 3- han testimoniado su fe en la Iglesia y su amor al sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra.
Estos festivales de la fe, tanto los Encuentros Mundiales de las Familias como las Jornadas Mundiales de la Juventud, nos hacen sentir y palpar la universalidad de la Iglesia, que millones de personas comparten la misma forma de entender la vida. Y, por supuesto, que la Iglesia Católica sigue siendo la organización con mayor capacidad de congregar a las masas para reflexionar sobre los valores en que se sustenta nuestra sociedad.
Milán fue, en este caso, la ciudad de Italia donde, a lo largo de tres días, latió el corazón del catolicismo bajo la presidencia de Benedicto XVI. Allí se dieron cita un millón y medio de personas (niños, jóvenes, padres y madres) provenientes de más de 150 países.
EL TESTIMONIO VIVO DE DOS PADRES
Francesco, un italiano de unos 40 años que ha viajado a Milán desde el Véneto acompañado de sus tres hijas, decía que eran tres los motivos de su presencia en Milán. El primero, formar parte de un encuentro que es muy importante en la vida de la Iglesia y que nos permite rezar junto a nuestros hermanos. El segundo, encontrarse con otras familias de países muy diferentes, pero que tienen la misma fe y afrontan los mismos retos en su vida; hay diversidad de lenguas y culturas pero a todos une el amor y la familia. El tercer motivo es ver al Papa y decirle que le queremos mucho.
Allí cerca, en la plaza del Duomo, un grupo de españoles, miembros del Camino Neocatecumenal, provenientes de Tudela (Navarra), presentaban con orgullo a Pablo, un bebé que, con sólo diez meses, ya llevaba asistiendo a dos concentraciones multitudinarias católicas: la Jornada Mundial de la Juventud del verano pasado en Madrid, y ahora el Encuentro Mundial de las Familias en Milán. "Es un esfuerzo grande viajar con los críos, pero merece la pena", dijo su padre.
EL CONGRESO TEOLÓGICO PASTORAL
Al Encuentro Mundial de la Familias precedió un Congreso Internacional Teológico Pastoral dedicado a analizar el tema de esta cita milanesa.
Entre los ponentes del Congreso estuvo la española Blanca Castilla de Cortázar, profesora del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Madrid. En su intervención titulada "La familia y la fiesta entre antropología y fe" lamentó que en la sociedad contemporánea las personas "hayan ganado el tiempo libre, pero hayan perdido el sentido de la fiesta".
"Hay días especiales en los que uno se para y se dedica más a lo que de verdad da sentido al resto de los días. Es un día en el que hay espacio para la contemplación, para la adoración, para el agradeciemiento. Ese día es el domingo, que es propiamente un rito, un día en el que ir a misa, un tiempo en el que se para el tiempo y nos unimos a la eternidad".
El Encuentro Mundial de las Familias, tanto en la primera fase protagonizada por el congreso como en las tres jornadas presididas por Benedicto XVI, ha dejado en los participantes un excelente sabor de boca. Ojalá estas experiencias eclesiales vayan a más.
Finalmente conviene destacar que el mismo Papa, al finalizar la celebración eucarística, ya anunció que el próximo Encuentro Mundial de las Familias tendrá lugar en Filadelfia (EE.UU.) en el 2015