LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA

Uno de los valores más apreciados socialmente es la familia. En Europa, según las estadísticas, la ponen por encima del trabajo, de los amigos o del ocio.
Sin embargo, desde siempre han existido y existen numerosos casos de matrimonios y familias con serios problemas de convivencia. A esto hay que añadir realidades preocupantes como las "Uniones de hecho" de bastantes parejas, la violencia doméstica de la que se habla con frecuencia, las uniones homosexuales, etc. Realidades que cuestinan gravemente la institución matrimonial y familiar.

LA FAMILIA, ESPERANZA DE LA SOCIEDAD
Dentro de la familia todos sabemos que los padres juegan un papel muy importante en lo que toca a la educación de los hijos. Preocuparse los padres de la educación de los hijos, es preocuparse de que adquieran unas creencias y unos principios morales en que basar su conducta; preocuparse de que tengan unas costumbres y hábitos dignos, de que sean personas honradas, fieles y veraces.
A veces se confunden educación con instrucción. Las dos son importantes, pero son distintas. Es importante, que los niños y adolescentes adquieran una buena instrucción, que adquieran abundantes conocimientos; pero en la vida no basta con saber cosas. En la vida es muy importante saber vivir como personas, con dignidad. ¡Cuántas veces nos encontramos con personas muy instruídas pero que no son de fiar, dada su pésima conducta en el ámbito familiar, profesional o social!
ALGUNAS SUGERENCIAS PRÁCTICAS
No cabe duda que los niños en el colegio también pueden y debe adquirir educación, además de instrucción. Y es allí donde también los padres deben procurar que esto se cumpla, viviendo en contacto frecuente con los responsables del centro. Ahora bien, el colegio, por muy bien que instruya y eduque, nunca elimina la obligación educativa de los padres, no los suplanta. Los padres son los educadores natos de sus hijos. Y ya para terminar, será bueno recordar a las familias, sobre todo a los padres, algunas normas que deberán cumplir para ser verdaderas escuelas de educación humana y cristiana:
  • Introducir a Dios en casa y sentirlo como un miembro importante de la familia.
  • Aprender a celebrar la fe como algo espontáneo y alegre.

  • Reconocer que los hijos tienen hambre espiritual y necesitan padres que les enseñen a rezar.
  • Ser una familia que se preocupa de los pobres y necesitados, demostrando así a los hijos que se toma en serio el Evangelio.

  • Tener una visión amplia de lo que significa ser cristiano y católico. Que no se reduzca sólo a ir a misa los domingos.

Padres: una buena educación cristiana es la mejor herencia para vuestros hijos. Meditad lo que antecede y, sobre todo, tratad de ponerlo por obra.