OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

                                                   
                             Cuando recordamos la Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos la víspera de la Pasión y Muerte, llama la atención aquella plegaria dirigida al Padre pensando en el futuro de la Iglesia que entonces nacía: "Padre, que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno". Sí, la Iglesia que Cristo fundó es una, no varias iglesias, con una profunda unidad, similar a la que existe en el seno de la Santísima Trinidad.
                                                   Sin embargo, con el paso de la historia, miembros de la misma Iglesia provocarían en ella lamentables divisiones y surgirían nuevos grupos que se hicieron llamar también iglesia.
                                                UNIDOS EN LA PLEGARIA

                                Ante este hecho lamentable de una cristiandad dividida, división que se prolonga durante siglos, ha ido surgiendo en las distintas iglesias el ansia de recuperar la unidad perdida. Y así, a principios del siglo pasado se hizo realidad una hermosa idea: la de coincidir todos los cristianos en una misma petición al Padre durante ocho días en el mes de enero. Nació así el octavario de oración por la unión de las iglesias cristianas, en el que católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes coincidimos en pedir al Padre que se recupere la unidad perdida. Y así, como fruto de esta plegaria conjunta, lejos de vivir enfrentados o simplemente olvidados unos de los otros, hemos empezado a tratarnos, a dialogar serenamente, a querernos de nuevo, a pedirnos perdón, a caminar juntos y a llamarnos hermanos.
                                     CONFIEMOS EN EL ESPÍRITU SANTO

    Por lo que mira a la Iglesia Católica, su apertura a los hermanos separados se hizo especialmente visible son la llegada del Papa Juan XXIII, aquel anciano sonriente y bondadoso, lleno de Dios y lleno de humanidad.
                                  Pero esta labor de apertura sería especialmente intensa con la celebración del Concilio Vaticano II, uno de cuyos documentos está dedicado exclusivamente al tema de la unión de las iglesias.
                                      Hoy son frecuentes los encuentros entre autoridades de la Iglesia Católica y de las otras iglesias cristianas, los momentos de oración en común y otras actividades de tipo social conjuntas. En sus viajes por diferentes países de todo el mundo el Papa tiene siempre un momento para encontrarse con representantes de las otras iglesias.
                                                                                               ¿Resultados? Hoy por de pronto ya nos tratamos con normalidad, dialogamos amistosamente y tenemos esos encuentros de oración en común
Algo muy importante y positivo de cara a la ansiada UNIDAD. ¿Tardará mucho esa integración definitiva de todos en la Única Iglesia de Cristo? Esperamos que no. Lo importante es que sigamos orando con fe y esperanza, y todo llegará.