CAMINANDO HACIA LA UNIDAD

                                            
     Todos los años, entre el 18 y 25 de enero, los católicos y demás cristianos de las diferentes iglesias coincidimos en una misma oración a nuestro Padre común: "Padre, que todos seamos UNO".

Es la misma oración que Jesús dirigió al Padre, en la Última Cena con sus discípulos, la víspera de su pasión y muerte. El motivo de esta oración conjunta es constatar con pena que los cristianos llevamos siglos divididos en varias iglesias distintas, pese a que Jesús fundó una sola Iglesia, de la cual nombró Cabeza visible a Pedro.

                                              UNA MIRADA A LA HISTORIA

              Brotes divisorios ha habido bastantes en la historia del cristianismo. Ahora, una primera gran división se produjo en el siglo XI cuando el patriarca de Constantinopla, Miguel Cerulario, rompió su relación con el Papa de Roma, arrastrando tras de sí a una gran parte de los cristianos que vivían en la zona oriental de Europa. Surgía así la llamada Iglesia Ortodoxa.

      Una segunda gran división se produjo en el siglo XVI protagonizada por Martín Lutero y otros. Fue el origen de las llamadas iglesias protestantes.
                                                                                 Lo triste es que estas iglesias han vivido durante siglos no sólo separadas sino incluso enfrentadas, pese a tener muchas cosas en común, y pese también a saber todas ellas que el mandamiento central del Evangelio es el amor a Dios y al prójimo.

                                    HOY LAS COSAS VAN POR OTRO CAMINO

    Sin embargo, el Espíritu Santo, que es Espíritu de Unidad y alma de la Iglesia, no dejó de actuar y así, a comienzos del siglo pasado, empezó a tomar cuerpo una idea luminosa en forma de pregunta:
¿Por qué no coincidimos, al menos una semana al año, en una misma súplica a Dios, Padre común de todos? Y como respuesta a esta pregunta surgió el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra siempre entre el 18 y el 25 de enero. Ocho días al año en que católicos, ortodoxos y protestantes coincidimos en algo muy importante: la oración por la unidad de todos en una misma Iglesia.
                                     ¿Resultados? Por de pronto hoy ya nos tratamos con normalidad, dialogamos amistosamente y tenemos encuentros de oración en común. Y los últimos Papas, en los viajes apostólicos que realizan a muchos países de todo el mundo, siempre tienen un encuentro amistoso con dirigentes de otras confesiones cristianas. Es el fruto, sin duda, de esta oración en común por la unidad de los cristianos.
                                       Sí, se han dado pasos muy importantes hacia la UNIDAD. Pero ¿ cuándo será esa integración definitiva de todos los que nos llamamos cristianos en la Única Iglesia de Cristo?
¿Tardará mucho? Son cosas que no sabemos, pero sigamos orando con fe y esperanza.