HA LLEGADO EL VERANO

                                                      

             Tiempo hermoso y esperado es el verano. Un tiempo que muchos, sobre todo los estudiantes, asocian enseguida con las vacaciones, con la diversión o con el descanso. Y es que el verano tiene de todo esto más que otras estaciones del año.
                                                                     Sí, ha llegado el verano. Un tiempo al que debemos enfrentarnos programándolo cuidadosamente para sacarle el mayor provecho posible.

                                                      ES NECESARIO DESCANSAR

   Después de un período largo de trabajo intenso, sea trabajo material o trabajo intelectual, todos necesitamos descansar. Y tal vez hoy más que nunca por el ritmo trepidante de la vida moderna. Un descanso que ayuda a recuperar la paz.
                                                               Si el trabajo es una ley que debemos cumplir, el descanso es una necesidad imperiosa para aquel que ha trabajado intensamente.

                       La misma Biblia subraya esta necesidad al recordarnos el precepto divino de un día de descanso a la semana. Seis días para trabajar y uno para descansar. Y también al presentarnos al mismo Dios realizando en seis días el trabajo ingente de la creación y descansando el día séptimo.

             Ahora bien, interesa mucho cómo concebir el descanso. Porque descansar no equivale a estar  sin hacer nada. ¡Cuántas veces oímos decir a personas que están sin hacer nada, que se aburren! Suele decirse que el mejor descanso es un cambio de ocupación y de ambiente, sin preocupaciones de urgencia.
                Es normal que en tiempo de vacaciones dediquemos más horas al sueño, gocemos de la playa, practiquemos algún deporte especial o vayamos al campo para llenar los pulmones de aire limpio... Pero sin olvidar que un sentido de las vacaciones es tener tiempo para hacer algo diferente
de lo que veníamos  haciendo, algo positivo y constructivo.

                                           LEER, VIAJAR, DISFRUTAR SIRVIENDO

             El verano y las vacaciones se prestan, sin duda, para hacer cosas que no pudimos hacer en el resto del año: leer algún libro de cultura religiosa o de espiritualidad, la biografía de algún individuo célebre, algo de literatura o de historia, etc.  También se presta el verano y las vacaciones para realizar algún viaje y tomar contacto con personas y culturas de otras tierras.

                 En fin, el verano y las vacaciones son tiempo para vivir la creatividad y la gratuidad, dos atributos que hacen la dicha del mismo Dios. ¿Por qué no hacer durante las vacaciones de verano algunos servicios gratuitamente? Ello estaría muy acorde con el Evangelio y proporcionaría una íntima satisfacción que no se paga con dinero.
                                                                           En fin, sepamos divertirnos y ser felices sin dar de lado al Espíritu. Sepamos vivir en cristiano las vacaciones del verano.