LA GRANDEZA DE MARIA

                   En la tradición particular cristiana suele considerarse el mes de mayo, un mes marcadamente mariano. Por eso en Pobo de Deus queremos dedicar esta pagina a la Virgen María, la Madre de Jesús y madre espiritual nuestra.

                       A lo largo del año la Iglesia celebra muchas fiestas en su honor. Destaca así la importancia singular de María en la historia de nuestra salvación.
                       Sí, María es grande porque Dios la eligió para ser la Madre del Redentor. Es grande debido al Hijo que nació de sus entrañas.  Ese Hijo, que es verdadero Dios, tomo la naturaleza humana en el seno de María.
                                                          En toda familia humana  destaca siempre el papel de la madre. Una familia sin madre es una familia especialmente huérfana.

               EN LA FAMILIA DE LOS HIJOS DE DIOS


                  La Igleisa es la familia de los Hijos de Dios. Y en ella ha querido el Padre que no faltase la presencia de una gran Madre, María. Por eso en su honor se han construido tantos templos y a ella están dedicadas tantas parroquias e instituciones religiosas. Y nada digamos de las imagenes: en una sola iglesia parroquial, como sucede en Pontecesures, destacan cuatro imagenes de María con su correspondiente advocación.

                                         Pues bien, a María hemos de acudir con frecuencia para aprender de su vida tantas cosas buenas y también para buscar su ayuda. Hoy quiero recordar un aspecto muy importante de su vida: María fue una mujer de Fe, abierta siempre a la voluntad de Dios. Diríamos que fue, entre los millones de creyentes de todos los tiempos, la primera creyente.
        Cuando visitó a su prima Isabel, ésta la saludo diciendo "Dichosa tú que has creído" y cuando el Arcangel Gabriel le anunció de parte de Dios la encarnación de su Hijo, ella respondió: "Aquí esta la esclava del Señor, cúmplase en mi su voluntad".

                                                                  María fue creyente en los momentos gozosos de su vida y también en los mas duros y crueles. Fue creyente conviviendo en Nazaret con su hijo Jesús y con su esposo José; y fue creyente en el Calvario, llorando junto a la cruz de su Hijo, clavado de pies y manos en ella. La fe debe ser también nuestro distintivo como cristianos.



            MUJER MUY HUMANA Y SERVICIAL


   Pero hoy quisiera recordar también dos cualidades o virtudes que destacan en la persona de María, y que debieran destacar también en la vida de un cristiano.

                                                               María fue una mujer muy humana, sensible a los problemas de las personas y que trata de solucionarlos evitándoles el desprecio o el desprestigio ante los demás. Recordemos, entre otros, el caso de la boda en Caná de Galilea. Se entera de que va a faltar el vino y para evitar las críticas de los comensales, acude cautelosamente a Jesús y este realiza el gran milagro de convertir en vino el agua de aquellas vasijas.

                Otra cualidad de María es la servicialidad. Se entera de que su prima Isabel, que vive muy distante de Nazaret, por fin va a ser madre - con lo importante que esto era en la mentalidad del pueblo judío - y allá va para felicitarla y, sobre todo, para suplirla en las tareas domésticas. Esta actitud de servicio a  los demás es una actitud muy evangélica, que Jesús recomendaría a todos cuando nos dijo: "Yo no he venido al mundo para que me sirvan sino para servir y dar mi vida en rescate por todos".

  
Ojalá vivamos todos estos grandes valores evangélicos: la fe, la humanidad y el espíritu de servicio.