EL DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA

                         El Arzobispo de Santiago, Monseñor Julián Barrio, en una de sus cartas pastorales  recuerda que  "nuestra legislación contempla que toda persona tiene derecho a una vivienda digna y adecuada. Esto comporta el estar seguro de una ocupación continuada y pacifica sin el temor a perderla y con la garantía de los suministros elementales".

   MILES DE PERSONAS VIVEN EN LA 
                                     CALLE

              "Cuando vemos a personas, hombres, mujeres, jóvenes y mayores deambulando, con un rostro descompuesto, por las calles  de nuestras ciudades y villas, y llegada la noche, envueltos en cartones están debajo de un soportal o un aparcamiento, resulta difícil comprender que haya tres millones y medio de viviendas deshabitadas en España y que han sido planificadas para la inversión económica", denuncia.

                     "Las personas en situación sin hogar -señala-, o que viven en una vivienda insegura o inadecuada como chabolas  o asentamientos masificados constituyen un grupo prioritario en la consecución de una vivienda social adecuada y digna. Hay mas de treinta mil personas en España que viven en situación de calle, sin hogar y sin techo. Hemos de tomar conciencia de que todos somos seres humanos, titulares de derechos e igual de prioritarios en su garantía ante las Administraciones Publicas".

             TENER UNA CASA ES UN DERECHO

         Recuerda que en la Diócesis hay personas desprotegidas  y vulnerables "que no tienen una casa para vivir, siendo atendidas muchas de ellas por Cáritas Diocesana y en albergues construidos para esta finalidad. La precariedad laboral y el paro, que afectan de manera especial a los jóvenes, les hacen inviable acceder a una vivienda digna".
                           Monseñor Barrio constata que "tener una casa no es un privilegio, es un derecho. Todos necesitamos un hogar al que llegar y en que poder estar, descansar, sentirnos protegidos, vivir una vida de familia".
                                            En otro momento de su carta dice que, "es necesario mirar con el corazón a las personas de nuestro alrededor, pues así comprenderemos que lo imprevisible sucede y lo imposible se realiza. Escuchemos la queja de una sociedad acosada por las nuevas pobrezas, que va perdiendo vida a causa de la inmoralidad de algunos y la vergüenza de todos".

                             Finaliza con estas palabras: "En la adversidad se vislumbra una salida, albergando una esperanza. En la desdicha, no, pues sobreviene un sentimiento de desamparo cuando ya no parece posible ni concebible felicidad alguna. Por eso es necesario mirar con el corazón a las personas de nuestro alrededor pues así comprenderemos que lo imprevisible sucede y lo imposible se realiza. Escuchemos la queja de una sociedad acosada por las nuevas pobrezas que va perdiendo vida a causa de la inmoralidad de algunos y de la vergüenza de todos".

(BOLETÍN INFORMATIVO DE CARITAS DIOCESANA, Núm.69)